El caldo de cultivo para un clima laboral tóxico es un mal liderazgo. Y hay personas expertas en argumentar su incompetencia.
Probablemente te suenen perlas como estas:
- “¿Has visto mi bandeja de entrada? ¿Crees que puedo dedicarme a solucionar tus chorradas?
- “A mí me aprietan y yo no tengo más opción que apretar. Quéjate a mi jefe”
- “Todas esas reivindicaciones están muy bien, pero aquí venimos a cumplir objetivos”
- “Hay que venir motivadito de casa”
Cuando el jefe es el problema
Mi trabajo es ayudar a las organizaciones y equipos de trabajo a ser mejores. Sin embargo, el 60% de las asesorías que hago culminan con una advertencia: “Lo que nos has enseñado está muy bien, pero mientras el jefe no cambie, el resultado será el mismo de siempre”.
No importa cuánto dinero gaste una empresa en formación, coaching, jornadas de team building y otras tantas herramientas si las personas no ponen de su parte.
Pasamos un tercio de nuestra vida en el trabajo, creo que merece la pena hacerlo a gusto.
En este episodio de podcast profundizo en los efectos de una dirección tóxica y las alternativas para transformarla en un liderazgo ejemplar.
¡Dale al play!