Tres lecciones de liderazgo de un joven de 18 años

La victoria del Masters 1000 de Miami del joven tenista Carlos Alcaraz ha sido una alegría para el deporte español y una lección de liderazgo. Sus marcas deportivas hablan del talento, pero es que su comportamiento es ejemplar. Estos han sido sus tres conductas clave:

Equilibrio entre la celebración del éxito y la aceptación del fracaso

Vi el partido en directo y disfruté de cada punto. Los golpes certeros y ganadores los celebraba con una intensidad medida; los puntos perdidos los asumía con resignación. Era consciente de que el partido era complicado y tenía que ganarlo punto a punto. Este chaval demostró una madurez propia de líderes experimentados: integrando la dificultad, perdonándose por los errores y degustando el éxito.

Modelar el éxito

En su obra Poder sin límites, Anthony Robbins sentencia: “Si alguien en el mundo puede hacer una cosa, usted también puede siempre que rija o gobierne su sistema nervioso del mismo modo. Este proceso consistente en descubrir exactamente lo que hacen las personas para obtener un resultado es lo que llamamos modelado”.

En este sentido, estoy convencido de que Alcaraz está modelando a figuras como Rafael Nadal o Roger Federer. Ha sido capaz de aprender rápido lo que sus antecesores tardaron años en perfeccionar.

Para Robbins, el camino de la excelencia implica que con tiempo y esfuerzo podemos alcanzar resultados similares a los que admiramos. Resulta que Carlos Alcaraz sabe lo que quiere y está dispuesto a esforzarse. Prefiere hablar con hechos que tan solo hablar.

Humildad y hambre frente a los retos

La humildad es una característica de liderazgo, y Alcaraz hizo gala de ella tras la victoria: felicitó al adversario con sinceridad, antepuso el trabajo en equipo a su éxito individual, reconoció el apoyo incondicional del público y reconoció en sus errores un aprendizaje más. Renunció al ego a pesar del éxito.

Sin embargo, no solo de humildad viven los líderes. Carlos Alcaraz demostró hambre de victoria. Nunca dio una pelota por perdida, expresó su pasión y buscó oportunidades para demostrar su compromiso consigo mismo y con su equipo, a pesar de las dificultades.

Auguro un futuro brillante para el tenista. Como aficionado al tenis y como apasionado de los ejemplos inspiradores, sigue contagiándonos tu liderazgo natural.

Foto portada: Marca.es

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Marcelino Gilabert

Marcelino Gilabert

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