Liderazgos enfrentados (I): Rafael del Pino VS Pedro Sánchez

Liderazgos enfrentados ferrovial

Sin embargo, sorprenden los aspavientos y amenazas veladas con que él y algunas figuras ministeriales se han manifestado. La decisión no nos gusta, ok. Pero podemos respetarla. El asunto lo están analizando todo tipo de profesionales: periodistas, economistas, juristas, analistas de política… Probablemente, desde una perspectiva económica y mercantil, la empresa hace lo que cree que debe hacer para lograr sus objetivos.

En todo caso, ¿qué modelos de liderazgo identificamos en este asunto? Yo me animo a hacer mi propio análisis.

Rafael del Pino, un liderazgo natural

Las empresas familiares que saben profesionalizarse, rodearse de un equipo con la experiencia y la cualificación necesaria, suelen contar entre sus filas también a líderes naturales. A menudo los abanderan los fundadores y los sucesores que han logrado escalar el negocio.

En Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, se intuye una visión que le permite priorizar los intereses generales de su compañía frente a los particulares. De hecho, él mismo explica que mantendrá su domicilio fiscal y seguirá tributando en España.

Hay quien lo define como implacable. ¿Qué puede encerrar ese término? En mi opinión, la capacidad para realizar todos los cambios necesarios para alcanzar sus objetivos, con independencia de la (im)popularidad de sus decisiones.

El estilo de liderazgo de del Pino convierte al personaje público, probablemente, en alguien obstinado y altamente competitivo. Rasgos que, dicho sea de paso, le facilitan tomar decisiones, comunicar eficazmente y atraer inversiones. Todo ello hace de él un líder orientado a la acción.

Sin embargo, lo hace con prudencia y evitando acaparar todo el protagonismo. En otras palabras: nadie habla de “la Ferrovial de del Pino”, pero sí se habla del “gobierno de Sánchez”.

Pedro Sánchez, un liderazgo personal

El presidente del Gobierno de España encarna un liderazgo condicionado por el rédito electoral. Su estrategia prioriza lograr objetivos personales, por eso no termina de resultar genuino.

Su forma de comunicarse resulta impulsiva: realiza juicios de valor y advertencias públicas. Sus mensajes también se perciben como utilitaristas, llegando incluso a cuestionar la legitimidad ajena, probablemente para ejercer una influencia fragmentada.

A diferencia de otros proyectos, Sánchez no ha “seleccionado a su personal” al 100%. Un líder que no puede seleccionar libremente a su equipo no puede ejercer la autoridad para dirigirlo. Por eso, Sánchez se acerca a un modelo de liderazgo único, que aparenta delegar, pero ejerce un control absoluto que se evidencia con interferencias. Habla y opina, pero ¿ejecuta?

Los objetivos determinan el estilo de liderazgo

El liderazgo, los objetivos y las acciones que se toman para alcanzarlos están absolutamente entrelazados.

Del Pino considera que para lograr sus objetivos debe trasladar su sede social. Al mismo tiempo, es consciente de que la decisión es controvertida. Por eso, prioriza una comunicación corporativa, firme, prudente y fundamentada en criterios legales y económicos. Encarna un liderazgo institucional capaz de atraer al, habitualmente, temeroso capital.

Sánchez está inmerso en un periodo preelectoral y tiene otros objetivos. Como dirigente se le presupone velar por el bienestar y la prosperidad de su país; como político, aspira a obtener un buen resultado electoral. Ambas metas le han hecho optar por un liderazgo de urgencia: comportamientos precipitados y un tono en contra de la decisión empresarial que pueden minar la confianza de sus seguidores.

En mi opinión, para garantizar la supervivencia de una empresa, de un proyecto o de cualquier otra iniciativa, la visión estratégica a largo plazo es indispensable. Y los objetivos condicionan su gestión.

Soy Marcelino Gilabert y puedo ayudarte a mejorar tu organización, la gestión de tu equipo, la toma de decisiones y otros procesos empresariales.