Guía rápida para no cagarla en la cena de empresa

la última cena
Algunas cenas de empresa navideñas las carga el diablo. Tanto si la organizas como si te limitas a asistir como comensal, sigue estas pautas para prevenir el arrepentimiento.

Para algunas personas la cena de navidad de la empresa se ha convertido en un evento con más inconvenientes que ventajas. Se da una realidad incómoda en la que a menudo se considera necesaria pero obligatoria. Aunque se idean para motivar, fomentar el buen rollo y el compañerismo, conviene acudir a ellas con cautela.

Tengas o no una posición de liderazgo en la empresa, la cena de navidad puede condicionar tu futuro dentro de ella, dañar tu imagen reputacional y opacar tu buen desempeño.

Lo cierto es que si no sabes comportarte, la última cena del año puede ser también la última de tu carrera en la empresa. A menos que seas un Elon Musk en fase de implosión o un Putin de la vida, los siguientes consejos te servirán tanto para disfrutarla como para hacer disfrutar.

Si eres líder y la organizas:

Hagas lo que hagas te van a criticar, así que asegúrate de que, como mínimo, suceda una cosa: que la comida sea abundante.

Cada participante hará sus propias interpretaciones del menú. Para algunos la elección será síntoma de tacañería y para otros de despilfarro. Así que apuesta por aquello que es rico y saludable y evita preparaciones excesivamente baratas o costosas.

Este es un evento para celebrar, no para presumir. Reserva el protagonismo para otros encuentros más relevantes dentro del ámbito profesional.

Es preferible que sea un evento estrictamente profesional, o podrías pagarlo caro. Este es un encuentro profesional disfrazado de celebración y la observación será permanente.

Intenta conversar un poco con cada persona, pero nada de hablar sobre el trabajo.

Lo más recomendable es que te sientes entre personas con quienes no te relacionas habitualmente y evitar la presidencia de la mesa.
Evita representar comportamientos muy alejados de los que encarnas en la oficina. Vamos, nada de sacar a pasear tu lado más macarra.
Imagina ponerte a hablar de cifras en una fiesta y con dos copas de vino encima. Se acabó la fiesta. Si tienes la necesidad de organizar algo diferente, puedes contratar un monólogo: los hay accesibles y muy buenos.
Recuerda que no es una cena de amigos, es una cena de empresa. Mantén a raya el alcohol y, aunque la noche se alargue, encuentra el momento preciso para marcharte.

Si eres trabajador:

Si no quieres ir más vale que tu excusa sea buena y creíble, porque de lo contrario ya estás bajo condena.

Nada de dar la nota desde el principio.

No aproveches la celebración para tocar temas sensibles, porque todo lo que digas al respecto trascenderá. Si no quieres que algo se sepa, ni lo digas ni lo hagas. Además del mal rato que podrías pasar al día siguiente, las consecuencias pueden ser a largo plazo.

Si lo que buscas es sentarte junto a un superior o superiora, que no se note. No seas pelota y evita “provocar encuentros” con tu jefe.

No es el lugar ni el momento.

Si hay barra libre no te la tomes en serio.

Estás en un entorno profesional, así que compórtate con naturalidad pero sin perder las formas.

Aprovecha la oportunidad para relacionarte con aquellas personas a quienes no conoces tan bien.

Si necesitas hablar con algún superior que no conoces o con quien no interactúas habitualmente, preséntate de forma natural y explícale por qué lo haces. Una vez termina la conversación, márchate y enfócate en otra conversación.

Sigue estos consejos y ocúpate de disfrutar

Soy Marcelino Gilabert y puedo ayudarte a mejorar tu organización, la gestión de tu equipo, la toma de decisiones y otros procesos empresariales.

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